Como decía, el auténtico protagonista es el aguacate. Pero debe estar bien maduro. Un truquito cuando vayamos a comprarlos es quitarles el rabito y ver el color del hueco que queda:
Un buen guacamole lleva aguacates, tomate en cuadritos, un poco de cebolla o cebolleta, perejil o cilantro fresco y zumo de limón (o lima) para que no se oxide el aguacate. Además yo le añado un punto picantón con unas cuantas rodajitas de jalapeños en vinagre cortaditos en trozos pequeños, y un poquito de salsa tabasco. Sal al gusto, y yo también le añado un poquito de aceite de oliva virgen extra para darle ya el toque definitivo y obtener un guacamole insuperable.
Yo en esta receta os doy unas proporciones para un guacamole perfecto que para mi son ideales, pero como os he dicho, cada guacamole es un mundo, y podéis añadir más o menos limón, para darle un toque más ácido si os gusta, perejil o cilantro, o más o menos cebolla o cebolleta, etc.
La cocina tradicional mexicana nos advierte de no triturar en la batidora los ingredientes del guacamole, porque no queremos hacer una papilla de aguacate. Mejor cortar todo en trocitos pequeños y luego machacaros con el tenedor o en el mortero. Pero yo lo que hago es ponerlo todo en la trituradora y darle un golpe de 3 segundos, lo suficiente como para que se destrozen y se mezclen, pero que mantenga la textura de tropezones característica del guacamole perfecto.
Podéis servir el guacamole con tomatito en cuadrados por encima, con perejil o cilantro fresco. Lo más habitual es servirlo con totopos (doritos o nachos, como los llamamos nosotros en España), aunque no es fácil encontrarlos sin lactosa. Yo lo que hago muchas veces es coger tortillas de trigo para burritos mexicanos, asarlas unos segundos a fuego fuerte en la sartén, y cortarlas en triángulos a modo de totopo o nacho, para mojar – o dipear – en la salsa de guacamole. Tal y como hicimos en nuestro hummus de aguacate.
Picamos bien la cebolleta, los jalapeños y el tomate en cubitos. Reservamos una parte del tomate para incorporársela al final.
Extraemos la pulpa de los aguacates y los cortamos en trocitos pequeños. Les añadimos zumo de medio limón para que no se oxiden.
Añadimos todo a la picadora, con sal al gusto y un chorrito de aceite de oliva y si lo queréis más picante, con un chorrito de salsa tabasco.
Trituramos durante 2-3 segundos (no hacemos papilla, sólo triturar un poco para que quede textura con trocitos) O si no, machacamos todo con un tenedor.
Por último le mezclamos el tomate que teníamos reservado, el perejil o cilantro fresco picado y servimos con nachos o crudités de verduras.
El guacamole es totalmente al gusto y las proporciones de tomate, cebolleta, sal, limón y aguacate podéis modificarlas hasta conseguir vuestra combinación perfecta.