1. Tostar el pan
2. Extraer la carne del aguacate, mezclarla con el zumo y 1 cucharada de aceite
3. Preparar el huevo: cascarlo en un vaso y añadir un chorrito de vinagre
4. Dejarlo reposar 20 minutos
5. Hervir agua, volcar el huevo y cocerlo 3 minutos aproximadamente hasta que la clara esté cocida y la yema blanda
Nuestro truco:
hacer el huevo con antelación y calentarlo 15 segundos en agua hirviendo.
Para servir:
Untar el pan con el aguacate, salpimentarlo y cubrirlo con el huevo.
Tomarlo recién hecho
INGREDIENTES: 2-4 personas
1 lomo de salmón fresco (300 g aprox.)
1/2 mango
Ralladura de limón
Ralladura de lima
Unas gotas de zumo de limón
Jengibre fresco rallado
1 cucharada sopera de salsa de soja
Huevas de salmón
Micromezclum
Eneldo fresco
Pensamientos (flores comestibles)
Aceite de oliva virgen extra
Sal
PREPARACIÓN:
Pelamos y cortamos en cubos 1/2 mango y los echamos en un bol. Echamos un poco de ralladura de lima, un poco de ralladura de limón y también unas gotas del zumo de limón.
Con ayuda de un cuchillo grande y bien afilado serramos el lomo de salmón a ras de la piel. Cortamos el salmón en tiras. Cuando el lomo sea más grueso, cortamos tiras del mismo grosor que el resto y estas a su vez las cortamos en 2 o 3, en función del tamaño. Cortamos dados del mismo tamaño que el mango. Echamos los dados al bol. Añadimos un poco de jengibre fresco rallado que hemos pelado previamente (la cantidad al gusto), una cucharada sopera de salsa de soja, sal y un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Removemos y probamos. Es muy importante ir probando y aderezando al gusto. Rectificamos lo que creamos necesario y listo para emplatar.
Ponemos un aro de emplatar en el plato de presentación. Rellenamos el aro con nuestro tartar, aplastamos ligeramente con la cuchara para cubrir todos los huecos y que se asiente el tartar, así conseguimos que no se deforme al desmoldar. Decoramos con unas huevas de salmón, unos micromezclum, pétalos de flores comestibles y un poquito de eneldo. Quitamos el aro con cuidado, ¡y listo!
Como decía, el auténtico protagonista es el aguacate. Pero debe estar bien maduro. Un truquito cuando vayamos a comprarlos es quitarles el rabito y ver el color del hueco que queda:
Un buen guacamole lleva aguacates, tomate en cuadritos, un poco de cebolla o cebolleta, perejil o cilantro fresco y zumo de limón (o lima) para que no se oxide el aguacate. Además yo le añado un punto picantón con unas cuantas rodajitas de jalapeños en vinagre cortaditos en trozos pequeños, y un poquito de salsa tabasco. Sal al gusto, y yo también le añado un poquito de aceite de oliva virgen extra para darle ya el toque definitivo y obtener un guacamole insuperable.
Yo en esta receta os doy unas proporciones para un guacamole perfecto que para mi son ideales, pero como os he dicho, cada guacamole es un mundo, y podéis añadir más o menos limón, para darle un toque más ácido si os gusta, perejil o cilantro, o más o menos cebolla o cebolleta, etc.
La cocina tradicional mexicana nos advierte de no triturar en la batidora los ingredientes del guacamole, porque no queremos hacer una papilla de aguacate. Mejor cortar todo en trocitos pequeños y luego machacaros con el tenedor o en el mortero. Pero yo lo que hago es ponerlo todo en la trituradora y darle un golpe de 3 segundos, lo suficiente como para que se destrozen y se mezclen, pero que mantenga la textura de tropezones característica del guacamole perfecto.
Podéis servir el guacamole con tomatito en cuadrados por encima, con perejil o cilantro fresco. Lo más habitual es servirlo con totopos (doritos o nachos, como los llamamos nosotros en España), aunque no es fácil encontrarlos sin lactosa. Yo lo que hago muchas veces es coger tortillas de trigo para burritos mexicanos, asarlas unos segundos a fuego fuerte en la sartén, y cortarlas en triángulos a modo de totopo o nacho, para mojar – o dipear – en la salsa de guacamole. Tal y como hicimos en nuestro hummus de aguacate.
Picamos bien la cebolleta, los jalapeños y el tomate en cubitos. Reservamos una parte del tomate para incorporársela al final.
Extraemos la pulpa de los aguacates y los cortamos en trocitos pequeños. Les añadimos zumo de medio limón para que no se oxiden.
Añadimos todo a la picadora, con sal al gusto y un chorrito de aceite de oliva y si lo queréis más picante, con un chorrito de salsa tabasco.
Trituramos durante 2-3 segundos (no hacemos papilla, sólo triturar un poco para que quede textura con trocitos) O si no, machacamos todo con un tenedor.
Por último le mezclamos el tomate que teníamos reservado, el perejil o cilantro fresco picado y servimos con nachos o crudités de verduras.
El guacamole es totalmente al gusto y las proporciones de tomate, cebolleta, sal, limón y aguacate podéis modificarlas hasta conseguir vuestra combinación perfecta.